Disney nos lleva de vuelta a la sabana africana con Mufasa: El Rey León, una precuela que explora los orígenes de uno de los personajes más icónicos de la saga: el legendario Mufasa. Dirigida por Barry Jenkins (Moonlight), la película busca profundizar en la relación entre Mufasa y su hermano Taka (spoiler: futuro Scar), al mismo tiempo que nos sumerge en una épica de lealtad, traición y el peso del liderazgo. No es tan shakesperiana como la original... pero casi. No obstante, a pesar de sus momentos brillantes, la cinta no alcanza la majestuosidad del clásico original, dejándonos una sensación de oportunidad desaprovechada.
El mayor logro de Mufasa: El Rey León es su impresionante CGI hiperrealista. Cada fotograma parece sacado de un documental de La 2 con animales parlantes y paisajes que cortan la respiración. Barry Jenkins aprovecha al máximo este recurso para narrar la historia de forma visualmente espectacular, aunque el realismo tiene un coste: las emociones de los personajes, esenciales en un relato tan dramático, a menudo resultan planas. Si bien los animadores han intentado solucionar las críticas que recibió el remake de 2019 dirigido por Jon Favreau, el equilibrio entre realismo y expresividad (recordad que partimos de un dibujo animado superexpresivo) sigue siendo complicado.
El resultado es una película visualmente cautivadora, pero que en ocasiones roza el valle inquietante, especialmente en escenas de acción y primeros planos que no terminan de encajar con el tono épico que pretende.
Narrada por Rafiki, cuya voz profunda y carismática guía la historia con maestría, Mufasa: El Rey León está estructurada como un cuento relatado a Kiara, la hija de Simba. Este enfoque intenta conectar la historia con las nuevas generaciones, al igual que lo hiciese El Rey León II: El Tesoro de Simba en los años 90.
Timón y Pumba regresan como el dúo que representa el alivio cómico, pero su constante presencia interrumpe el flujo narrativo y resta peso a una historia que, en esencia, es dramática. Aunque se entiende su inclusión para aligerar el tono dramático del viaje de Mufasa y Taka, sus gags repetitivos y referencias metatextuales no siempre funcionan, y a menudo parecen más un recurso impuesto que una elección natural.
La trama sigue a un joven Mufasa, un cachorro huérfano adoptado por la manada de Taka, y su viaje hacia Milele, una tierra prometida que simboliza la esperanza y el renacimiento. Sin embargo, las relaciones entre los personajes, especialmente la hermandad/rivalidad entre Mufasa y Taka, acaban siendo apresuradas y superficiales. Taka pasa de ser un hermano cariñoso a uno celoso y de ahí, rápidamente (y, permitídmelo, a través de la siempre manida excusa de la envidia y el desamor) a un villano consumado en apenas unos momentos, dejando poco espacio para explorar la profundidad de su compleja transformación en Scar.
En lo relativo a la banda sonora y las canciones de Mufasa: El Rey León podríamos decir que son pegadizas, pero nunca memorables. Ninguna alcanza la grandeza del icónico soundtrack de Hans Zimmer, Elton John y Tim Rice. Temas como I Always Wanted a Brother y Tell Me It's You resultan espectaculares en pantalla grande y aportan algo de peso emocional a las relaciones entre personajes, pero las letras carecen de la poesía y fuerza de los clásicos. Por otro lado, cuando la película recurre al score original de Zimmer, logra evocar algo de la nostalgia que hizo de El Rey León una obra maestra, pero las melodías de Zimmer, igualmente, destacan sobre el resto de las composiciones originales de Mufasa.
Curiosamente, Mufasa me trajo a la mente Transformers One, pues al igual que ésta, que tenía por protagonistas a unos primigenios Optimus y Megatron, se centra en los orígenes de dos figuras clave, explorando los eventos que los moldearon. Sin embargo, mientras la precuela de Transformers supo equilibrar ideologías opuestas y un conflicto narrativo sólido, Mufasa se queda en la superficie. Las motivaciones de Taka, su envidia y su caída en la oscuridad, no terminan de convencer, dejando una sensación de “esto ya lo hemos visto”.
Mufasa: El Rey León es un espectáculo visual impresionante que capta la majestuosidad de las Pride Lands, pero sufre de una narrativa que no profundiza lo suficiente en los personajes ni en sus conflictos. Aunque la película es entretenida y logra expandir el universo de El Rey León, no consigue alcanzar el rugido épico que prometía.
Es un producto destinado a las nuevas generaciones, pero los fans de la obra original seguiremos anhelando siempre la magia del clásico de 1994.
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